domingo, 6 de mayo de 2007

Para ti mamita.

El 11 de mayo es el día de la madre. Van a ser cinco años que ya no puedo entregarle un regalo, unas flores, ni siquiera darle una abrazo fuerte y un beso. Siempre se dice lo mismo, uno no sabe aprovechar lo que tiene mientras lo tiene y cuando ya no está, se piensa en cuanto tiempo se perdió y cuantas fueron las palabras que no se dijeron. Yo a mi mamá la adoraba y nunca se lo dije, era mi preocupación constante, en el buen sentido, siempre pensaba en ella, en lo que le faltaba y quizás sólo le faltaba que hubiese estado más tiempo con ella, o que hubiese sido más paciente.
Recuerdo de ella tantas cosas, sus manos blancas, su olor, su mirada triste, lo buena que era, todos sus sacrificios, sus ricas comidas, extraño sus empanadas, sus cazuelas para el 18 y no faltaban los pajaritos con betún de huevo, o para su cumpleaños que hacía picarones.
A pesar del tiempo, hay momentos en que pienso en ella como si estuviera viva, se me olvida que se fue, pienso que le voy a decir alguna cosa y luego recuerdo que no está. Sólo alguien que ha perdido a un ser querido, sabe lo que cuesta resignarse, lo que cuesta hacerse a la idea de que no verás nunca más a la persona que tanto quieres, que no podrás escuchar más su voz.
Cuando recién murió yo estaba molesta con ella, esperaba que me viniera a visitar, que viniera a consolarme, sólo pensaba en mi, en mi dolor, no entendía que eso era imposible, quería dormir para verla en mis sueños, ni eso podía, luego pensé que mi mamá estaba molesta conmigo, que por eso ni en sueños la veía, que estaba desilusionada de mi comportamiento, de las cosas de mi vida que le oculté y caí en una depresión, de golpe tuve que darme cuenta que ya no se podía volver atrás, que me sentía culpable de tantas cosas y ya no podía remediarlas. Entonces sólo quería dormir y morir de a poco.
A pasado el tiempo y el dolor es el mismo, pero cada logro, cada felicidad en mi vida se lo dedico a ella, siento pena pensar que mis hijos no conocerán a su abuela, pero podré hablarles y contarles lo buena madre que fue.
A todos nos llegará el día, el momento de partir y para mi ese día será el momento del reencuentro con ella.

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